Bycatch o Captura Accesoria

La captura accesoria, incidental o accidental puede considerarse la captura de individuos de especies animales que no son el objetivo de una pesquería, pero que son atrapadas de forma fortuita a través del uso del arte.

 

Distintos grupos zoológicos (tortugas, aves y mamíferos marinos, peces, moluscos y crustáceos, entre otros) pueden ser capturados accidentalmente, dependiendo del tipo de arte y de lo selectiva que ésta sea, o interaccionar con la actividad pesquera. También puede producirse como consecuencia de restricciones legales que prohíban la retención de determinadas especies, tamaños o sexos.

 

Gran parte de la captura accesoria es descartada, devuelta al medio, aunque algunas especies, principalmente de peces y moluscos (como pulpos o sepias), pueden ser aprovechadas por su valor comercial para su venta, cuando ésta está permitida. Entonces podríamos hablar de especies secundarias, que junto a las especies objetivo, constituyen el producto pesquero.

 

La captura accesoria y diversas interacciones con el arte de pesca suponen un coste negativo para los pescadores, ya que a través de ella pueden:

- sufrir daños en el arte de pesca, con el consiguiente gasto;

- disminuir su capacidad de captura de especies objetivo;

- reducir el tiempo efectivo de pesca;

- incrementar el riesgo de la actividad pesquera por acciones de liberación o recuperación del arte.

 

Al mismo tiempo, la captura accesoria a nivel ecológico puede resultar en:

- un aprovechamiento poco eficaz de algunos recursos biológicos;

- la reducción de poblaciones de ciertas especies que pueden afectar la función y estructura de ecosistemas marinos;

- la reducción de stocks de otras pesquerías con otras especies objetivo;

- el crecimiento de poblaciones o cambios en el comportamiento de especies que se aprovechan de los descartes.

 

Es necesario realizar una gestión sostenible de las capturas accesorias, ya que puede tener efectos positivos en la consecución de objetivos primordiales a nivel ecológico y socioeconómico:

- evitar la extinción o reducir impactos sobre poblaciones amenazadas;

- mantener la estructura y funciones de los ecosistemas;

- mejorar la eficiencia de uso de recursos biológicos marinos y pesqueros;

- reducir interacciones negativas entre pesquerías con distintas especies objetivo;

- incrementar la demanda y aceptación de un producto;

- recuperar poblaciones directa o indirectamente sobreexplotadas;

- controlar el crecimiento de poblaciones asociadas al descarte.